sábado, 17 de noviembre de 2007

El hueco

Mi corazón se ha ido y ahora queda un vacío que hace eco con mi respiración,
que trata de llenarse con humo de recuerdos que se desvanecen cuando respiro otra vez.

Qué vida la mía, ¡oh desesperación! has muerto y te has ido sin despedir. Por un lado te pierdo, por otro, nunca te tuve. Ahora que estás muerta eres más mía que cuando estabas viva. Pero tus labios que eran toda calidez, ahora reposan insensibles y fríos debajo de un vidrio que no se empaña. Entonces dibujo en el espejo tu silueta, aprovechando el vapor que nació de mi ducha, miro tus ojos y me doy cuenta con tristeza de que siguen siendo los míos.

1 comentario:

  1. Ni siquiera se por que sigo entrando a este sitio, pero igual es una buena forma de saber de vos.
    Cuando te leo, te reencuentro, veo al hombre que alguna vez creí conocer, y por un momento me veo en parte de lo que escribes, pero solo es un momento, porque después entiendo que le escribes a alguien que aun no conoces, y que, en todos esos sentimientos nada tengo que ver, aun así, es bello leerte.

    ResponderEliminar